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viernes, 20 de noviembre de 2009

Ulises Varsovia, Valparaíso, Chile


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VERTE, POR ÚLTIMA VEZ

Verte por última vez, patria amada,
llegar hasta tu orilla eléctrica
con mis habitantes extraviados,
posar el pie sobre tu arena pura,
y oler tu penetrante olor a estiércol
de aves oceánicas custodiándote.

Remecer tu atmósfera salada
a gritos de vástago errante,
a aullidos de náufrago ciego
reconociendo en el tacto tu veste
de vestal oceánica erguida
en el cruce de tiempo y geografía.

Por última vez tocar con mis manos
el polvo de tu telúrico desorden,
y recoger de tus secretos caminos
mi propia huella allí perpetuada,
el polvo de tus hijos innumerables.

El náufrago tuyo desde un exilio
de planetas inhóspitos gravitando,
húmedo de corrosiva humedad
y tatuado de estrellas boreales,
apenas reconocible en el dialecto
de su alfabeto nocturno desatado.

Sagrado hogar de humildes maderas
resistiendo el embate de vientos
oceánicos sobre ti vertidos,
sólo por última vez verte y morir,
sólo una vez más llegar a tu arena
y oler tu estiércol de aves marinas,
y oír tus olas azules quebrarse,
y desatar mi dialecto nocturno
sobre tu geografía de sal y ceniza

*De Memoria tribal.2000. Inédito
*Poeta chileno radicado en Suiza

jueves, 19 de noviembre de 2009

Patricia Vidour, Rosario, Argentina











FUERZA CENTRÍFUGA

Hacia esa exacta médula vas.
La zona límite donde caerás involuntariamente.
Nervio, potencia, impulso, fuerza centrífuga.
Una entraña circular, voraz, insaciable.
Te atrae, te empujan.
Inútil soltarse o desertar.
Estás abatido y yo también.

*Dibujo de Patricia Vidour

domingo, 15 de noviembre de 2009

Rocío L'Amar, Concepción, Chile

ROSA








y hallé la greda moldeada mansamente en ti
rosa, de norte a sur, águila de bronce
cuando sopla el cierzo ondula tu sonrisa y el silencio
duerme en el éxtasis

de los muertos

reina

blanca paloma de ojos místicos
diosa de los mármoles en los jardines del colmenar

flauta dulce
como si lloviera sándalo huelo
tu copa con frutas

y amarilla de luces, estás aquí, debajo de las moreras
donde el tiempo es un cisne de cuello negro
entre las rosadas dolientes y las consentidas rojas de balcón

mientras

yo

en la noche de las pupilas eternas

una rosa de cementerio

apenas soy.