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viernes, 3 de junio de 2011

Marianela Puebla, Valparaíso, Chile










EL HIJO QUE NO VENDRÁ

He pintado a nuestro hijo con tus colores y  formas.
Al hijo que no vendrá le he hablado de su padre
y te vaya conociendo, como yo te conozco.
Pienso  ya sabe de ti,  te reconoce en su silencio.
Sé que sus ojos tienen el reflejo de tu calma,
la ternura de tu mirada
y en su voz la magia de tus palabras.

¡Ay! De mi hijo que no nacerá.
Hijo sin días, sin camino, sin mañanas ni atardeceres,
mi hijo sin futuro.
¡Ay! De mi niño, de tu niño,  no podrá mostrar nunca
su rostro imaginado.

¡Ay! Del hijo que no vendrá y sin embargo vive
en nuestros pensamientos.
Hijo mío... Tan tuyo, tan mío.
Se derrama el amor que tenemos para ti,
la ternura y ansiedad de tenerte,
arrullarte.

¡Ay! De mi pobre hijo que no nacerá,
de mi niño que no verá la luz del día
ni escuchará el canto de los zorzales,
la música de los grillos,
vivirá por siempre  en nuestros pensamientos.
¡Ay! De mi niño tan deseado,
dormido te hayas en el manantial eterno.

¡Ay, del hijo!   El hijo… que no vendrá.

martes, 31 de mayo de 2011

Rubén Vedovaldi, Rosario, Argentina











LOS PÁJAROS MAÑANA

todavía está muy oscuro aquí abajo
hace mucho frío y la soledad es enorme
casi pareciera un sepulcro todo esto

a simple vista no se ve
pero hay un sueño
arde un sueño creciente inarrancable

ojo salvaje sí  
neurona libre

a simple vista todo es cada vez peor
o siempreigualdemalynuncacambiará
pero el jaulón es viejo
tiene herrumbre

los pájaros que rompen el cascarón
son cada vez más
cada vez más
cada vez más pese al silencio

casi no tienen cielo los pájaros
no encuentran con qué alimentarse ni donde trinar
pero hará falta un infierno
más grande que el sistema planetario
para tenerlos muertos de miedo ahí
de alas caídas
un nudo en la garganta
pegados a la herida de su sombra

faltará espacio donde tenerlos atrapados
y tiempo para controlar a cada uno

un sueño anónimo crece
                                          irreversible
y faltará cemento
                             armado
                                            para enterrarlo.

domingo, 29 de mayo de 2011

Silvia Martínez Coronel, Ciudad de Melo, Uruguay















CRISÁLIDA

Me cayeron dos lágrimas
rodaron hasta mis pies
tuve que mirar hacia abajo
mis párpados cansados se entregaron al sueño
me acuné en mis brazos
tejí mi crisálida
mi cáscara de huevo
mi ballena
quieta me quedé a esperar la mañana
de mis lágrimas me alimenté
miré a la nada
mis ojos me veían
pero no me miraba
tus ojos, encendidos de amor
temblaron
preguntaban
tomé un poco de tu fuego
para calentar mi alma
y las manos de mi niña
me sirvieron de almohada

cruza ya el mediodía
y aún no veo amanecer
pero lo crearé sin dudas
y atravesaré el túnel a pie
confiada, plena de luz
porque sé, que del otro lado
me estarás esperando tú.