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sábado, 29 de diciembre de 2007

MICHAEL ERIC, Berlín, Alemania
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“TANGO NR. 1”
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Danza libre y no te forjes una opinión,
pues los bordes de la Luna bien resisten.
Soslaya al ancla del auto de combate
y no te fíes de la ya conocida sombra.
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Sigue a la aplicada mujer de vela y regata,
sigue a su despreocupación, a su magnetismo
y a su contundente preferencia. En ello eres tú
quien renace, quien se descebolla y despereza.
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Danza libre y despreocupado por trochas y senderos,
déjate sacudir por la intensa e irresistible cadencia,
goza de su cercanía en el ombligo de su lengua
y entrégate a lo nuevo por las rutas de Mar y Tierra.
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“TANGO NR. 2”
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La luz del sol ahora te ofrece
una melodía que te embarga,
mínima es su luz, mas ella crece
y hacia ti su brazo cual guía alarga.
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Ora en pasos varios o de un solo trazo,
ora suave o rápidamente girando,
te lleva y guía ella del brazo
y juntos os vais después saltando.
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Ella hace en la danza un repentino alto.
Con esto ella en seguida te asombra
y tú, luego, la acabas también de un salto.
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Sin estar óptima y debidamente sereno,
ves tú que ante ti ella deviene sombra:
Con ella retomas tu baile, ahora, sin freno.
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“TANGO NR. 3”
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Esta es la sala
con la superficie de madera
que tocará a la piel de tus tacones.
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Esta es la música,
a cuya intimidad
se subordina tu cuerpo.
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Allí está el hombre
con el afán y la ansiedad
de un secreto deseo.
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Allí está la mujer,
el crisol de fragancia y curvatura
para cuerpo, alma y espíritu.
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Allí está una pareja,
entregada a un vistoso erotismo
desafiante y vertiginoso.
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Y aquí está nuestra noche,
ligera y algo despreocupada,
que sin embargo nos acoge y calienta.
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“TANGO NR. 4”
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No me prometas danza alguna,
si no has bailado antes conmigo.
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No me toques,
como si tú ya me conocieras.
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No me guíes en la danza,
si no me has confiado antes tu sombra.
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No me dejes libre,
como si un reencuentro fuera seguro.
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“TANGO NR. 5”
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Nosotros escapamos al presagio y nadie nos alcanza.
Nuestra danza y nuestra vida van con el tiempo:
La testa hacia lo azul; firmes los pies sobre la tierra,
y en nosotros, en rítmico tacto, el aquí y el ahora.
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Y tú, sin ánimo disonante para competir o liquidar,
abandonas en saltos tu centro gravitacional
y con tu esfera te vas acercando a la mía
para del brazo y en compases iniciar nuestra gira.
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Yo te recibo con mis párpados en tímido reposo
que es resistencia a tu deseo y a tu agitado pulso,
empero estaré siempre listo para reencontrarte,
aún cuando los últimos acordes hayan concluido.
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Nadie nos ganará para la domesticación o el canje
a los que quizá lleva la rutina de tales ondulaciones.
Nuestro baile es único y nuestros respiros son energía:
Parecemos la raíz que brotando se profundiza en la tierra.
DANIEL CASADO, Mérida de Yucatán, México
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“MIRO MIS MANOS”
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Ahora,
cuando es más dura la luz
y el silencio cae, ancho
como un río de mercurio
sobre nuestras sienes, levanto aquí,
memorial y póstumo, tu recuerdo.
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Elevo estas manos
que tu cintura alzaran
como un soplo, furtivas,
y las convoco ahora
al antiguo oficio -inútil-
de la melancolía.
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Son manos -solías decir-
de pianista, albinas y huesudas,
inocentes y tibias. Las apretabas
contra el pecho y soplabas
sobre ellas como al final de un truco
de magia.
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Ahora,
cuando es más dura la luz
y el silencio cae, ancho,
con un bostezo amargo
en su pupila, miro, a solas,
mis manos.
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Sólo en ellas parece posarse,
siquiera un segundo,
el abrasado gesto de tu amor.
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“PRIMEROS FRÍOS”
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¿A quién besas cuando me besas?
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¿A quién buscas en mis labios, mi saliva,
en la íntima sequedad de mi garganta?
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¿A quien contemplas despierto
mientras duermes?
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Tal vez te miras a ti, enamorada.
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Y dices Amor, tendida sobre mí,
con tus senos como blancos interrogantes,
mientras te hundes,
emerges, naufragas impaciente
sobre mi piel, que te contempla
y así te mira en mí, abandonada.
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“COMO LA BRASA”
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Como la brasa inerme espera al viento,
como el soplo nocturno incendia
su vientre descuidado, y lo alza
y lo prende, y largas horas lo tiene
envalentonado y frágil;
como aún respira en la ceniza
la memoria de lo ardido, así te cito
en esta tarde imperfecta.
Te digo ven,
vienes, aparecemos, se respira mejor
el frío de diciembre, y en su silencio
damos lugar al milagro.
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Bajan sucias las aguas,
restos de espuma lamen la orilla:
con ellos va
cuanto debió arder en nosotros,
cuanto arrasó nuestras vidas
con su lumbre cotidiana, cuanto no arderá ya
en las calderas ciegas del corazón.
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Tú estás aquí,
tengo en mis manos tus cabellos
y un largo frío compartido.
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Como el viento y las brasas,
también nosotros estamos aquí.
A fuerza elementos de un paisaje
que en nosotros nace y se destruye.

jueves, 27 de diciembre de 2007

DIETER BERDEL, Kittsee, Austria
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“EL MUNDO SE MARCHITA”
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la luna
lenta se sube a los árboles
el viento se lleva
una hoja amarillenta
un pájaro
vuela a su nido
una chica
busca su muñeca
las nubes
quedas, se mecen en sueño
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mi corazón
ensimismado
no encuentra otra canción
el hecho es que mañana
llega el invierno
en la laguna
en los delgados álamos
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estoy sentado
pienso
y el mundo se marchita.
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“NATURALEZA MUERTA EN OTOÑO”
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un gusano en una pera en el peral
dos hojas marchitas en el peral
tres mirlos embriagados en el peral
pasa la mañana
la tarde también se va
el sol ya no se eleva
hacia el cielo azul ya no se eleva
pero rápido cae
detrás de los viñedos
detrás de los tantos viñedos
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instantes después
el viento de otoño
se lleva primero los gusanos en la pera del peral
luego las dos hojas marchitas del peral
y -en un santiamén- a los tres mirlos embriagados del peral
un fresco olor a heno recién removido
sopla por los viñedos
por los muchos viñedos
hasta aquí
hasta nosotros
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“TIEMPO Y PENAS”
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Se ha dicho:
El tiempo cura todas las penas.
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No sería mejor:
¿Las penas curan el tiempo
que nos tomamos para ello?
CAROLINA PATIÑO, Guayaquil, Ecuador
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"ATRAPADA EN LAS COSTILLAS DE ADÁN"
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Mientras el doctor Dios
usaba su mágica anestesia
y abría tu ser
yo arrancaba de ti
mi ingrediente principal
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Caminé desnuda en el paraíso
por primera vez
sin compañía de mi cadáver
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Adán que solo existía
para provocar a mis ojos
desde que el gran maestro
lo dio de alta,
gritó fuerte
y escuchando las órdenes:
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Olvidamos todo
y sin vergüenza…
fuimos una sola carne
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"HABITACIÓN EN LLAMAS"
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a Augusto Rodríguez
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Se persiguen las pieles erectas
por la habitación en llamas:
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cuando tus
colmillos
ritmos
falos
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Desmitificas el sesenta y nueve
por las sábanas:
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cuando me
sacudes
desgajas
violas
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Polémico el amor expresado así
pero real, real, real…
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"COMPARTE MÁS QUE CARNE"
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Cobijas mi espalda en celo
con tu pecho caliente
dejando reencontrar fácilmente
las puertas que están cerradas a intrusos
pero que al reconocer tu voz
se abren
lubricándote
en una lluvia que da placer
transcurre el tiempo
en el inolvidable reconocimiento
que se da por un camino marcado.
Mordisco en mi cuello
da emociones que parecen divertirte
regalo mi frente de batalla
lo recorres e inspeccionas
para que mi ombligo sin más
quede atrapado por una boca melódica
la expresión de tu rostro
nos lleva a un lugar neutro y relajado
donde la intimidad no tiene cabida
y se comparte más que carne.
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"LA LENGUA"
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La lengua
movimiento constante
siente
distingue
úsala en mí
día largo transcurrido
hace saber que es el momento
¡siempre lo es!
restricción nerviosa
tímido
dulce
así comienzas
como un primer beso
hormigueo instantáneo
al reencontrar tu lengua a la mía
tu sangre blanca me encuentra cuando
mi boca para de ser tu eje y
degustas el sudor,
temblor involuntario
anuncia culminación
encontraste mi cuerpo
y hallaste el tuyo.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

EDGARDO NIEVES-MIELES, San Juan, Puerto Rico
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"VIVIR PARA SOÑAR, ¡QUÉ DELICIA! "
era hermoso ser dueño de un mundo
donde no moraba nadie más que él
Carlos Meneses
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a Juan Duchesne Winter
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Tendido en un triste lecho del hospital de Atocha.
Asfixiándome. Clamando que me saquen de ahí,
porque esta jaula tétrica y mal ventilada
no le hace ningún bien a mis roídos pulmones.
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Los muebles siguen pastando en perfecto silencio
sobre la alfombra verde. Tal vez Neruda diría:
“la noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros,
a lo lejos”; yo digo que en un rincón de la casa,
la luna crece como una planta más
y, de repente, supe que dos más dos no siempre son cuatro.
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Las campanas de la iglesia roncaron toda la madrugada.
¿Recuerdas los paños morados de aquellas Semanas Santas
en las que no se podía oír radio ni cantar ni martillar ni clavar?
Ahora componen el mantel que cubrirá la mesa del juicio final.
Madonna sobre la mirada del administrador que adora las corridas de toros.
Ya no buscan a Caperucita Roja para degollarla.
El trapecista compró unos zarcillos de oro para la luna.
Mi memoria pintó de lobo rapaz la filantropía
desplegada por el Estado y las asociaciones benéfica.
La lluvia ácida y el agente naranja se han ensañado
con el árbol de sombreros que tío Adán plantó en el traspatio.
Si un barco es un adiós con ventanas,
entonces, Jacobo, un alcatraz es una chiringa de carne.
El paisaje regresa en las alas de las golondrinas.
Mi infancia se subió al tiovivo y (ya Ud. lo ve) no quiso bajarse jamás.
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Evite que el éxito se le suba a la cabeza
cual bocanada de exquisito perfume.
El sol es un pasajero que disfruta las bondades de leer
todas la ciudad en teleférico.
Carlos Marx se pasó la mayor parte de su vida
en las bibliotecas del Museo de Londres.
Yo creo en Dios, pero también en el entretenimiento.
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Vengan, les espero detrás de la lluvia,
abriendo libros como quien monda naranjas;
con mi nombre, más humilde que las anónimas piedras del camino,
con mis manos, pájaros sin jaula navegando sueños memorables como cinturas,
con mi estoica camisa de fiebre y la sana mica de mis húmeros,
con mi trozo de oxígeno suspendido del dedo meñique
y otros 40 metros de poemas
para coserle unas enaguas de espuma
a mi amada, indeciblemente bella
como un televisor a colores
entre el dulce aroma de las rosas recién cortadas.
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(Junto a ella, mi deseo es un muñeco de pan de jengibre.)
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Y el poema, infinita Torre de Babel,
en la inteligente calva
lleva prendido un aviso de luces
que enciende y enciende
y apaga
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"SE PROHÍBE ESTAR TRISTE HASTA QUE SE CONGELE EL INFIERNO;
TODOS LOS POETAS SON SANTOS E IRÁN AL CIELO"
(de mermelada, por supuesto).
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Toco el pezón eléctrico de la puerta
y una avalancha de mariposas,
rojas como pétalos de una canción,
inunda el cielo gris de Lima.
Giro el picaporte de la noche
y el Sena, esa bestia de agua,
duerme rendida a mis pues.
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Mi silencio es una espada de aguas frescas
que nunca acaban; una regia bandera ciega de sol
junto a la fuente del parque
donde yace mutilada una promesa de papel.
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(Ya no tengo 19 años,
pero mis ojos siguen vistiendo pantalones largos.)
¿Quién osa componerme mejor epitafio?
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Los amantes, envueltos en un halo de luciérnagas,
celebran la cartografía del paraíso que les cabalgue la piel.
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Hasta aquí la pequeña historia de amor
que se cierra como un abanico.
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(V É A S E xxE Lxx P R Ó X I M Oxx E P I S O D I O)
LUIS BENÍTEZ, Buenos Aires, Argentina
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De POEMAS DE LA TIERRA Y LA MEMORIA
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“Del útero a la tumba un sueño te llevara”
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Del útero a la tumba un sueño te llevará,
desnudo, el escarpín y la mortaja hechos de la misma
seda.
Un sueño con mejillas de pétalos que martillea en tu
mente,
un beso helado, un golpe en la nuca dado
por un desconocido con guanteletes de hierro,
sonando tras tu puerta en el cerrojo.
Fantasma de metal tu cuerpo,
desde los cortos pantalones al bastón del viejo
transitado por extranjeros que se acercan a escrutar
tus vísceras
y las señales del cielo con sus dedos de muerte,
verás asombrado cómo la cuchara colmada
deposita por igual besos y mordiscos en tu alma
cóncava.
Del útero a la tumba,
clavado a la tierra que sólo se abre dos veces,
tus ojos noviando con las fotografías
verán al niño libre de pecado y cicatrices,
diáfano, aunque su llanto presienta
y al hierro del amor marcándote la ingle
y al molino del olvido girando, por un viento de huesos.
Del útero a la tumba un sueño te llevará,
las riendas hechas trizas en ese torbellino,
en dos segundos de setenta años,
sólo una muesca, en un reloj enorme.
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De MITOLOGIAS/LA BALADA DE LA MUJER PERDIDA
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“Los Miedos”
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ah los terrores que nos visitan de noche
que no se ocultan del día
los que no inspira ninguna cosa grande
ningún desconocido continente pisado recién el
borde
ni tampoco un leal enemigo
francamente buscado en una tapia
ni el asombroso eclipse que deja el mediodía en
sombra
ni un terrible Señor de los Ejércitos
en desiertos abrasados por el sol de los pueblos
aventureros
ah los miedos los pequeños miedos de pequeños
hombres
no los miedos que eran a su modo honra de un
animal
desnudo en la enorme extensión de cosas que no
tenían nombre
no a estar solo y de pie
entre un inmenso campo y un inmenso cielo
no a la sombra adornada de ojos fosforescentes
a la muerte de noche
entre los dientes del animal más bello de la tierra
una muerte de hombre
no a la caída propiciada por el rayo
al torrente al alud al fuego de la tierra
ni al otro fuego prometido debajo de la tierra
ah los miedos que no origina
un dios terrible salido de la foresta
ni un pariente medieval con su cohorte de brujas
y de fetos
no el sudor frío frente a frente espada contra
espada
flecha contra winchester dardo contra lanza
ha cambiado la muerte de palabras
no es la certeza de una lluvia ardiente
ni el pronóstico que un insecto lleva entre raíces
al fin también una buena causa como la antigua
peste
ah los miedos que tú conoces
y que son los míos exactamente ésos
no se ocultan debajo de la cama
no precisan el crujir de la madera el aullido de
nada
pueblan nuestros sueños de rostros y de notas
ellos duermen y caminan con nosotros
beben se alimentan vuelven siempre.
JUAN CARLOS MESTRE, Villafranca de Bierzo, España
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“MEMORIA DE LA NOCHE”
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Esta noche y no en otra noche más cercana o desnuda
voy a empezar a vivir
es que ha pasado un hombre alto como un eucalipto
y no soy yo
cuando pregunta por el dueño de las carnicerías
y entonces entra y clausura todas las sangres
y los clamores del mundo mugen tan gozosos
ya de la vida toda y de la muerte ninguna.
Esta noche y no en otra noche más doliente o profunda
voy a empezar a nacer
es que ha pasado un niño con más fusiles que risas
y no soy yo
cuando pregunta por el dueño del hambre
y la esperanza general de la tierra se conmueve
ya de venganza o de ira.
Esta noche y no en otra noche más triste y obscura
voy a empezar a creer
es que ha pasado una mujer parecida a mi madre
y yo también soy
cuando pregunta por mí y yo me reconozco
ya de dolor o vergüenza.
Esta noche y no en otra noche más cruel o suicida
voy a empezar a morir
es que me ha saludado el que me odia
y no soy yo
cuando pregunta mi oficio terrible de dulzura
y ya una bala me sueña.
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Esta noche y no en otra noche más deseada y querida
voy a empezar a cantar
es que el silencio recorre mis cosas
y no soy yo
cuando se callan en el miedo las estrellas
ya sentencia o castigo.
Esta noche y no en otra noche más ciega y oculta
voy a aparecer de repente
es que a tantos han ido reduciendo a la sombra
que ni soy yo
cuando estábamos todos y ahora no existes
ya desolación y miseria.
Esta noche y no en otra noche más bella y sentida
voy a preguntar por el pan
es que ha pasado la muerte toda encendida de trigo
y no soy yo
cuando responde la lluvia cayendo en la nada
ya paciencia o trabajo.
Esta noche y no en otra noche más incierta o mentira
voy a confesarme del miedo
es que han encendido una hoguera
y soy también en la llama
cuando arde el deseo prohibido
ya diferencia o pecado.
Esta noche y no en otra noche más confiada y amiga
voy a rendirme con pena
es que una caricia me acusa
y no soy yo
cuando apuntan mi nombre en el aire
ya condenado o alegre.
Esta noche y no en otra noche más fría o ajena
voy a marcharme hacia siempre
es que nunca la muerte termina
y no soy yo
cuando maltratan el beso con ira
ya religión o fracaso.
x
Esta noche y no en otra noche más noche y eterna
voy a pensar que respiro
es que una palabra se ahoga en un libro
y no soy yo
cuando aplauden lo horrible del mundo
ya consagración o veneno.
Esta noche y no en otra noche más desolada y perdida
voy a escribir al tirano
es que pasa mi abuela con flores, con vida
y no soy yo
cuando llora vacía ante el cielo
ya letanía o milagro.
Esta noche y no en otra noche más escondida y lejana
voy a quedarme contigo
es que ocurre un monstruo en las selvas del alma
y no soy yo
cuando claman heridas y heridas
ya gobiernos o leyes.
Esta noche y todas las noches del día
voy a decirte mi amiga culpable
es que está pasando la vida
y yo no soy
cuando un hombre se sienta y nos habla
ya destrucción o poesía.

martes, 25 de diciembre de 2007

JOUMANA HADDAD, Beirut, Líbano
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"CUANDO ME HICE FRUTA"
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Hombre y mujer fui concebida bajo la sombra de la luna,
Pero Adán fue sacrificado en mi nacimiento,
Inmolado a los mercenarios de la noche.
Y para colmar el vacío de mi otra esencia
Madre me bañó en aguas del misterio,
Me instaló en la orilla de cada montaña,
Moldeó la luz y la penumbra
Para hacer de mí mujer-centro y mujer-lanza,
Traspasada y gloriosa, Ángel de los placeres innominados.
x
Extranjera crecí y ninguno cosechó mi trigo.
Diseñé mi vida en una hoja blanca,
Manzana a la que ningún árbol dio a luz.
Y la horadé y salí,
En parte vestida de rojo y en parte de blanco.
No solo estuve en el tiempo o fuera de él
Porque maduré en los dos bosques
Y recordé antes de nacer
Que soy un tumulto de cuerpos,
Que dormí largo tiempo,
Que viví largo tiempo,
Y cuando me hice fruta
Supe
Lo
Que
Me
Esperaba.
x
Pedí a los magos que cuidaran de mí,
Y entonces me llevaron consigo.
Dulce era mi risa
Azul mi desnudez
Tímido mi pecado.
Volaba sobre la pluma de un ave
Y me hacia almohada a la hora del delirio.
Cubrieron mi cuerpo de amuletos,
Y untaron mi corazón con la miel de la demencia.
Protegieron mis tesoros
Y los ladrones de mis tesoros,
Me obsequiaron historias y silencios,
Desataron mis raíces.
x
Y desde aquel día me voy
Me hago nube de cada noche
Y viajo.
Soy la única en decirme adiós
La única en acogerme.
El deseo es mi camino y la tormenta mi compás.
En el amor no echo anclas.
Gemela de las mareas,
De la ola y de la arena
Del candor y de los vicios de la luna,
Del amor
Y de la muerte del amor.
Durante el día mi risa es de los otros
Y la cena solo a mí me pertenece. .
Quien sabe mi ritmo me conoce
Me sigue
No me alcanza.
x
"TU PAÍS, ESA NOCHE ARDIENTE"
x
1
¿Quién eres extranjera?
Tus máscaras borrando los rasgos de tormentos
son tu ventana ciega.
Con la avidez del relámpago robas el sueño
y de la lujuria de tus sueños te estremeces
Entregada al infierno de la carne,
tu fisura se abre sobre el vaso.
¿Cómo puede reposar tu soledad al fondo del corazón
a pesar de los días que hormiguean de nombres,
cómo puede revestir tu tristeza los párpados
y tu tarde profunda arrancar la mirada de la sima?
x
2
¿Quién eres tú, extraño recuerdo a la caricia,
raíces extrañas a la huida,
relajamiento oscuro como la densidad de la nube,
recogimiento semejante a sí mismo?
x
Tu carne ávida se sacia en su deseo
desierto extasiado en su arena sedienta.
Estrecha es tu tierra estrecha,
pero más vasta que el torso del amante.
Y una gota de tu desnudez basta
para que llueva la luna.
x
3
No te engendró un árbol,
ninguna estación te maduró.
Tus puertas están cerradas
pero tú eres tierna como un placer que se abre.
Tu cabeza
en lo profundo
en lo profundo
se impregna de imágenes.
x
4
Tu cielo, que permanece alto,
endulza el aburrimiento,
lo rocía de un gusto vencido,
tal el horizonte que sabe.
x
Di cómo tu imaginario guarda la esencia,
cómo al alba se cicatrizan tus deseos
y encienden tu sed de desnudo.
¡Cómo puede tener para cada salida del sol
su cuchillo, extranjera,
cómo te atreves!
x
5
Te pierdes en tu noche
y en los lugares de paso,
en cuanto a tu sombra ella busca tus manos múltiples
y oscila contigo bajo el arco de la voluptuosidad.
Extranjera tú eres
y tú lo sabes,
tú te rompes sobre tu reflejo,
después esperas la conclusión del viaje.
x
6
Tu país es esta noche ardiente
y no hay soles para apagarla.
Tus brazos ebrios bailan al borde de la presencia
cada vez que una mano se dispone a partir.
x
Tu país no tiene nombre,
ni fin tampoco.
Tu alma, cada vez que se acerca el instante de llegada l
o aleja.
x
7
Tú llevas tu soledad que corre en las llanuras
en busca de pájaros para el bosque
Tu soledad ligera
tal un seno que no ha atravesado el umbral de lo imaginario.
x
¿Dónde apoyas tu estrella cuando las tinieblas te tocan,
dónde brillas, astro peregrino?
x
8
Tu palidez te guarda, extranjera en desorden
y en la sombra tus rostros deshechos te esperan,
tu humor alfombra el sendero secreto
y en la noche tu alma llora la realización de su delirio.
Las tristezas no son tu manantial.
Tampoco son el estuario,
sino el viaje que hace el oro del alma.
x
9
Extranjera, alma mía, ¿quién eres?
Se te toma por la rebelde,
y no eres más que lubricidad que se traspasa.
Lo que se toma por rechazo
no es más de el vértigo del extravío.
Y el exceso de las máscaras borra tu rostro.

domingo, 23 de diciembre de 2007

JORDI ARTIGAS I COCH, Concepción, Chile
x
"Oda a la caca de vaca"
x
Caca de vaca
fragante, pastosa
xxxxxxxxxx lechosa
como un disco caído del cielo
adherida para siempre
al suelo primigenio
x
Vienes del intestino infinito para
completar el ciclo mágico
de la energía eterna
x
Caca de vaca
tantas vacas,
tantas cacas
xxxxxx desde el inicio de todo
x
Pierdes tu aspecto
cacoso rechazable
elevada a la categoría de materia
limpia
sana
pasto seco perfumado
adherencia terrenal
fertilizadora sublime
presagio de perpetuidad
x
Te transformas
modesta caca de vaca
en refugio
xxxxtibio y seco
xxxxhúmedo y fresco
xxxxde infinitas minusculizaciones
que te extraen ávidas
sus propias vidas
x
Como flor después de su tiempo
serás nada a tu tiempo
x
Modesta caca de vaca
xx episodio fugaz
xx xxtránsfuga eterna
xx xxxcomo la vida
xxx xxxxbienvenida nuevamente.
x

"Sentimientos umbilicales"
xx
Dificultosamente
penetro en mí mismo
por la vieja puerta de mi ombligo.
x
Con cariño antiguo
pregunto
a glóbulos y plaquetas
¿cómo era yo?
me ignoran
afanados
contándose sus núcleos
... ya no estoy, veo, en sus intereses transportistas.
x
Lo miro desde afuera
y me frunce el ceño
Parco en opiniones
es mi ombligo.