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martes, 9 de octubre de 2007

JESSICA FREUDENTHAL, Boliviana nacida en Madrid
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De PRINCESAS DISNEY
Para el señor
que duerme eternamente congelado
en una cama de cristal
en Disneylandia.
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“blancanieves”
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Tengo siete amantes.
siete bocas que amamantar.
siete lenguas que me acarician,
peinan y liman mi ego
convirtiéndolo en un gigante.

Mis amantes no merecen aplauso
ni aprobación, ni alabanza, ni halago.
Los han llamado enanos
por el tamaño de su cerebro
no más grande que un grano.

El espejo y mi gemela que vive allí
(junto con Alicia del otro lado)
me han traicionado.
Me han abandonado en el bosque,
a mi suerte me han dejado,
y yo jamás he sido afortunada.

Me han arrancado el corazón
como a un venado,
y en su lugar me han transplantado una manzana
rellenita de gusanos.

Y estoy aquí,
sin palacios, sin espejos,
sin atardeceres, ni ciervos, ni pájaros ni nada.
No he cantado.

La tumba de cristal está sellada
y ya no quedan príncipes para mis jeans
ni caballeros para mis faldas a cuadros.

Invoco. Llamo.
Prometo, garantizo, juro:
Nunca seré tan asquerosamente bella.
Nunca digas nunca.
Nada es verdad. Todo es posible.
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“la bella durmiente”

No sé si soy yo quien soy.
Sólo sé que mis amantes han besado estos labios
hondos como huecos.

¿Qué pretenden mis pretendientes?
¿Lo sabes tú?

Cada beso como el de la madre de Proust cuando buscaban el tiempo perdido,
cada beso de buenas noches, de trance eterno, de pesadilla y de corazón hinchado.

La espina permanece intacta,
y yo no sé quién soy entre ron y Coca Colas,
entre joints y papas fritas,
entre rock de los Pixies y mis dieciséis.

Me he soñado Fea Despierta,
sé que no soy Bella Durmiente.

¿Quién es?

Soy Yo. La Imilla Insomne.
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“la sirenita”

La pecera tiene rajaduras.
Gotea.
Soy la niña gotera.

Ni pies ni cola de pez.
Tampoco ciempiés.

Yo soy, aquí estoy: sin mar y sin botas.

Los anzuelos flotan alrededor
junto a las luces de neón, las hamburguesas
y los cigarrillos húmedos.

Lo he mordido. He picado.

Tengo los labios agujereados
Por todos tus besos de plástico.

No puedo alcanzar la superficie
y todos los barcos han partido atormentados.

Tú no eres ni mitad príncipe,
ni tierra firme, ni isla desierta.
Yo no soy ni mitad pez, ni mitad hembra.
Yo soy sólo espuma
en la boca de una epiléptica
convulsionándose.
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“la caperucita roja”

Consagraron mi vida
injustamente
a una canastilla.

Consagraron mis entrañas
a una caperuza
a un disfraz de niña.

Consagraron mi vida
injustamente
a un cuento sin historia.

Jamás creceré.
Jamás conoceré las delicias de la carne.
Nunca regresaré con mi madre.

Me habré quedado con la idea
de que el mundo
es un lobo hambriento.

¿Por qué la vida es tan dura?
Para dolerte mejor.

Quise vivir, pobrecita.
Quise crecer.
Quise creer.

Pero consagraron mi vida a una tormenta,
a un gorro de abuelita,
a un guardabosques salvavidas.

Recuerdo
sus garras eran amables
sus colmillos húmedos.
Yo no podía más
Que gemir y sonreír.

Pero consagraron mi vida a las mentiras.
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“la cenicienta”

Abracadabra patas de cabra,
Sacalalengua, muerdotuslabios, mesacolaropa, mepongoloszapatos.
Alacabula, patar de mula. Zuuuuuuuuuum.

Escogí el par más bonito para ti.
Las botas floreadas con punta de metal,
los converse de flamitas
o los tacones de charol, lo que tú quieras.

Yo desde aquí te miro: desencantada.
No hay zapallos ni calabazas,
ni ratones ni caballos,
ni hermanastras ni hadas.

Espero en el salón.
Todos bailan con Britney Spears y Ricky Martin.
Yo tengo mucho asco.
Es el último baile.
Y espero al último DJ que me salve.

Aquí estoy como un mendigo,
ordenando príncipes por catálogo
en la barra del antro.

Pero es tarde,
y no me queda más
que esta mancha de ceniza entre las piernas.

¿A dónde se han ido todas las perdices?
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“jasmine”

Aladino me frota la panza,
cree que soy una lámpara maravillosa.
No es mentira que yo le haya hecho realidad muchos de sus deseos,
como el de hacerlo volar en una cama.

Aladino delira, hace mucho tiempo ya.
Olvida que soy una mujer y no una lámpara,
además yo ya he dejado de iluminarle los días.

El switch de encendido está roto como yo,
Y el genio no es más que un mal genio de rutina.

Aladino está a mi costado
Y no deja de frotarme la panza.
A la botella ya ni siquiera le queda el olor a vodka.

Morimos de tristeza con un “había una vez” atravesado en la cortina.
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“la bella y la bestia”

De este cuento no hay mucho que contar.
No más que es puro cuento
Y que yo soy bella
Y tú un bestia.
LETICIA LUNA, Ciudad de México


"Levitación del aire"

Cuando el crepúsculo se baña en los cristales
Es extraño sentirse sexy en los aviones
Ver las despedidas a lo lejos
Y esperar la noche sin estrellas

Nada en el mundo me es ajeno
Cuando la tarde se baña en mis pupilas
Y los pájaros dicen ¡mientes!
Porque tu nombre no eres tú
Ni las cosas son el nombre de las cosas

No dormiré esta noche
No sepultaré mi voz en la penumbra
No seré un pequeño eco
Ni una burbuja de humo en la ceniza

Nada en el mundo me es ajeno
En el instante en que el nombre
Más exacto de las cosas
No eres tú


"Levitación de la lengua"

Porque en nombre de tus labios
Dios habló aquella noche
Mi corazón no se lamenta
Porque el ojo del relámpago
También sufrió al enterrar sus llagas
No morirá mi vocación de estrellas

Porque en Babilonia
Extraviamos a nuestra Madre
Por las calles del mundo
Encontré al predicador
Lo vi dar de comer a las palomas
Pintar lienzos en el rostro de la tarde
Y sentir su pulso en el latido de mi voz
Pero su ira grande era y mi ayuno inmenso
Cuando lanzó su profecía:
Envainarás tu espada en medio de los hombres
Tu lengua se hará paloma
Y estremecerá los aires
Y surcará los vientos
Y todo aquel que oídos tenga
Escuchen


"Levitación de los deseos"

¡Qué poco sospechábamos
Del aliento y los fluidos misteriosos
Bajo la piel ardiente!

Si me hubieran dicho
Que bao tu apariencia
Guardabas un volcán
Jamás hubiera hipnotizada
Remado hacia tu hoguera

¡Qué maravilla la expiración
De ese volcán!

Y tú y yo sentados en la barca
Atravesando las aguas rojas
Y el torbellino azul de los deseos.


"Sin pájaros ni madreselvas"

A Benjamín Amaya

Pasaré por tu calle como por tu cuerpo
Con un poema desnudo de toda enciclopedia

Quien soy yo para nombrar tu claridad
En un amanecer que se sonroja
Boca de mirlo con sed y sin abrigo

Para ti no tengo coartada, ni gloria, ni infinito
No tengo amaneceres, ni pájaros, ni madreselvas
No tengo avestruces en cuyo vientre acurrucarte

Para ti no hay espinas, ni aduanas, ni soldados
No hay sombras, ni famas, ni gorriones
No hay púas, ni codornices en el estómago del día
Para ti sólo tengo mi vocación de gaviota triste
Mi vuelo
Y voluntad de arena

Del libro: El amante y la espiga.