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martes, 9 de octubre de 2007

LETICIA LUNA, Ciudad de México


"Levitación del aire"

Cuando el crepúsculo se baña en los cristales
Es extraño sentirse sexy en los aviones
Ver las despedidas a lo lejos
Y esperar la noche sin estrellas

Nada en el mundo me es ajeno
Cuando la tarde se baña en mis pupilas
Y los pájaros dicen ¡mientes!
Porque tu nombre no eres tú
Ni las cosas son el nombre de las cosas

No dormiré esta noche
No sepultaré mi voz en la penumbra
No seré un pequeño eco
Ni una burbuja de humo en la ceniza

Nada en el mundo me es ajeno
En el instante en que el nombre
Más exacto de las cosas
No eres tú


"Levitación de la lengua"

Porque en nombre de tus labios
Dios habló aquella noche
Mi corazón no se lamenta
Porque el ojo del relámpago
También sufrió al enterrar sus llagas
No morirá mi vocación de estrellas

Porque en Babilonia
Extraviamos a nuestra Madre
Por las calles del mundo
Encontré al predicador
Lo vi dar de comer a las palomas
Pintar lienzos en el rostro de la tarde
Y sentir su pulso en el latido de mi voz
Pero su ira grande era y mi ayuno inmenso
Cuando lanzó su profecía:
Envainarás tu espada en medio de los hombres
Tu lengua se hará paloma
Y estremecerá los aires
Y surcará los vientos
Y todo aquel que oídos tenga
Escuchen


"Levitación de los deseos"

¡Qué poco sospechábamos
Del aliento y los fluidos misteriosos
Bajo la piel ardiente!

Si me hubieran dicho
Que bao tu apariencia
Guardabas un volcán
Jamás hubiera hipnotizada
Remado hacia tu hoguera

¡Qué maravilla la expiración
De ese volcán!

Y tú y yo sentados en la barca
Atravesando las aguas rojas
Y el torbellino azul de los deseos.


"Sin pájaros ni madreselvas"

A Benjamín Amaya

Pasaré por tu calle como por tu cuerpo
Con un poema desnudo de toda enciclopedia

Quien soy yo para nombrar tu claridad
En un amanecer que se sonroja
Boca de mirlo con sed y sin abrigo

Para ti no tengo coartada, ni gloria, ni infinito
No tengo amaneceres, ni pájaros, ni madreselvas
No tengo avestruces en cuyo vientre acurrucarte

Para ti no hay espinas, ni aduanas, ni soldados
No hay sombras, ni famas, ni gorriones
No hay púas, ni codornices en el estómago del día
Para ti sólo tengo mi vocación de gaviota triste
Mi vuelo
Y voluntad de arena

Del libro: El amante y la espiga.

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