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EL MAR NO VISTO
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Ah, el mar, por fin, el mar y sin embargo, nada,
ni una palabra en punta, ni el esperado grito.
Arena en los zapatos porque te dio vergüenza
desnudarte en la playa, esa piel blanquecina
de oficinista escuálido, la calvicie que el viento
y el agua enseñarían, obscena, a las muchachas
jugando entre las olas, con el sol en sus pechos,
como ninfas doradas.
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Ah, el mar, por fin, el mar tan azul en postales.
Y tú sobre la roca, silencioso, vencido.
El salitre en tu cara sin quién la identifique
y el corazón debajo ahogándose de absurdo.
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Ah, el mar, por fin el mar y al regreso, la rabia,
o no, la vieja culpa de no entrar en el agua
como aquellos que saltan y penetran a fondo
en la vida, el amor o en el oscuro vértigo.
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Ah, el mar, por fin el mar, mas te gana el cansancio,
el vacío de siempre y se viene la noche.
Además, se marcharon con la luz las muchachas.
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—Y es ominoso el cielo, y hay aires de tormenta.
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Rocío, tamaña sorpresa ...Me quedé en lo alto de esta nube, sin querer bajar...El aire aquí es...es celestial. Quisiera una palabra más expresiva que gracias, pero es la única verdadera. Un abrazo aéreo y gozoso.
ResponderBorrarte dije que me traía algo de ti para Chile... jajaja
ResponderBorrarenhorabuena Pedro Arturo, conocerte ha sido lo mejor...
besos, Rocío
Mágico poema con el mar como telón de fondo. Genial desfile de imágenes. Me ha encantado. Un beso
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