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lunes, 7 de marzo de 2011

Alejandro Cabrol, Paraná, Argentina


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ACHILLES LAST STAND
-Tríptico-


/antes/

corceles y vástagos
enjundian sus tendones
contra esa lengua extranjera
que les hace relumbrar la frente
y osa acometer el color de su imperio

nada, nunca
ningún príncipe
escribirá su nombre
en el libro de historia
de esta sangre sagrada

por eso los cascos parecen tambores de la tierra
y se pintan la cara y el bronce devuelve sol
a las espadas bárbaras, foráneas


/durante/

paladar donde fácil sabor a sangre
reguero de cascos y estandartes como trigo
ante la extensión impetuosa de manos apretadas al filo

el sol prospera,
las horas fagocitan a los contendientes sin esplendor
que acaban con un velo en su mirada olvidable

pergaminos van y vienen a las tiendas
las barbas colosales que reposan
y serán el pelo de mañana

recuento de crines y de filos
madres llorarán la gloria
de una nueva piedra
en la alforja
del país


/ahora/

aunque quisiera
no hay agua posible
en este pulso incendiario:
todos los números después de la coma
todas las ranas insomnes que le cantan a la lluvia
cada uno de los marfiles más agudos de esta nieve pétrea
vienen a demorarse desproporcionadamente largo a este fuego

a este brillo con sed
un naranja voraz y memorioso
desde un poco más atrás de la médula
quizá desde la primera vez piedra con piedra
y su reflejo de dios al ojo incrédulo y boca abierta

a las exequias acuden de noche en silencio:
los golems, las grullas y un marrón de tigre que camina con sigilo
sin dejar huellas

penitente manada que piensa y siente lo mismo:
el nervio del dragón en el punto justo
donde los salve a todos.

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