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sábado, 9 de abril de 2011

Marianela Puebla, Valparaíso, Chile









GOTA A GOTA

La lluvia golpea insistentemente los cristales,
pide que le abran,
que la dejen entrar con su séquito de humedad.
Su boca se pega al vidrio y lo besa muchas veces.

Su lengua resbala en  afán de penetrarlos,
busca incansablemente la grieta,
el desapercibido agujero,
y por allí, como una sigilosa pantera
entrar su cuerpo elástico
que lento se estira sobre la ventana
y rueda por el pavimento.

Ella, canta con monotonía un antiguo
cántico lleno de nostalgias,
quiere contarle de sus interminables viajes,
pero la ventana no escucha
y permanece en su postura inicial: indiferente,
dejándose querer, sin inmutarle su erotismo.

La lluvia sin embargo, le lame como un perro,
gime, se retuerce sensualmente.
Su cuerpo dibuja trazos que corren deshechos en llanto.

Los cristales no la escuchan a pesar de su voz
lastimera,
no sucumben al llamado, a sus caricias, secretos.

Entonces, ella, se deja ir por la calle abajo,
defraudada, herida en sus sentimientos,
convertida en lágrimas, se aleja,
mientras la tierra con su boca sedienta la espera
y la bebe gota a gota.

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