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martes, 18 de diciembre de 2007

DARLING ARIAS JIMÉNEZ, Managua, Nicaragua
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“A NUESTRA HISTORIA OLVIDADA”

Es tortura este momento.
En el silencio no caben recriminaciones,
tus ofensas; heridas a mi cuerpo.
¿No basta ignorarme,
hacerme dueña de tu desdén y tu ira
ser pecadora sin serlo?
Mi crucifixión acerca tu regreso.

Hoy imponente te alzas
tu mundo trata gobernar el mío,
la verdad, tu verdad única e indescifrable
pisotea en cieno mi orgullo,
me llama,
me lanza a un abismo sin fin.

Mueren ahogados minutos
cuando nuestra historia se escribía con otra tinta
cuando era yo
cuando eras tú.


Estoy acorralada.
En el limbo entre el infierno y el paraíso
hundiéndome en rencor
en falsas predicciones.

Es tortura este momento
En el silencio no caben recriminaciones
No caben más palabras
No cabe nada más.
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“IGNOTA HISTORIA”

En oscuro abismo te encuentro
no has salido, no puedes salir.
Lejano, perdido
ermitaño moderno en cueva de concreto.

Me ves
tu mirada es compás encadenado
tu voz un inconstante vaivén de reproches.
Tú; esclavo inseguro del miedo,
hombre ignoto en el crepúsculo de mi vida,
sombra difusa de recuerdos
de cadáveres sobre mi piel árida,
cubierta de tactos desfallecientes
y de tu mano que invisible
sigue paseándose en mí.

Vítreas lágrimas cortan mis mejillas,
aproximándote,
alejándote,
atándome a eterno suplicio.

Te veo
emula mi rostro una sonrisa,
rictus hipócrita en labios condenados.

Nos observamos,
con celeridad apartamos la mirada.

En oscuro abismo vuelves a perderte
sin camino sigo andando
hacia la delgada línea
del nunca más.
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“IMAGEN INFÉRTIL”

Renuncié a tu silueta para asirme a tu cuerpo,
a tu sombra para encadenarte.
Marqué tu frente
até tus manos
te perdí.

¿En realidad perdí?
Perdí espejismos en mi cama,
pesadillas disfrazadas de sueños,
frases hipócritas en amargos labios,
caricias líbidas de manos vacías.

Solitaria
esclava de una voz silenciosa;
no tu voz, no mi voz.
Presa de sevicias miradas,
de tus miradas sin tiempo ni espacio.

En el silencio de gritos
en el rastro de tu cuerpo quedé olvidada.

Me observo,
veo mi imagen reflejada en el espejo
en tus oscuros ojos
en la proyección de infértiles recuerdos
en el esquema roto del cadáver de mi cuerpo.

Me observo
no me reconozco.
No soy yo,
eres tú.

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