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jueves, 12 de junio de 2008

ALYORIE MARSAR, Santiago, Chile
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”TEMOR”
...
Temía que aconteciera,
tu pupila incrustada de bruma enardecida
entre mis ojos,
que aquellas manos entre lazarán dedos
en raíces como lagar.
...
Temía a ese labio devastado en el mío
detrás de lluvias en galopes siderales,
entre muertes estrelladas de abismos.
Y en crisoles detenida la luz entre los dedos fundidos.
...
Un goce rompería distancias,
y algo más,
ahora aúllan almas destrozadas,
entre lumbres de insomnio y ciegas, van.
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”VOZ CIEGA”
...
Oculto voces de oscuridad
disipo rostros,
y a lo lejos llamo,
no estás,
grito.
...
“LAMENTO DEL VIENTO”
...
Nos conocimos de noche,
ojos híbridos, piel blanca enlunecida con su resplandor,
no supe su nombre más sus pupilas dijeron todo,
serás mi sentencia por enardecido rojo para este labio.
Moriré por ti mil vidas para esta muerte de amor,
solitario lamento del viento entre los mares.
...
Sabremos que jamás habrá término
y esta palidez, va adherida hasta el hueso,
desmoronándose un espasmo antes de ir,
¿Será un adiós?
Sólo silencios para mortales polvaredas clandestinas,
largos despojos entre los fríos sobre piel,
tinieblas y encontrarnos después.
...
Luz enceguecida y aire que dejaste morir,
sumisa memoria, rito que cumpliera tu sangre,
prorrogación y peso en horas hasta destierro vagabundo.
Inmortal llamado contra pesadas puertas,
duerme nuestra callada grandeza.
Traspasamos imágenes en lánguida hoguera,
llorando nuestras muertes.
...
Distante cielo e irrevocable deceso,
fatigamos el polvo de la tierra,
nostalgias, rebeldías furiosas,
algo nos cierra el dedo que espera,
ordenaste una última despedida,
fue nuestro adiós.

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