CYNTHIA JAMES, Trinidad y Tobago
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"Áloes de azúcar"
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este velorio
esta vigilia
esta sal no humedecerán estas rocas
tan descubiertas no hay tapas por cerrar
los amigos se quedan dormidos
los profetas mojan áloes endulzados
cómo se empaña mi rosario
el anillo de oro
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afuera la rebelión retumba
la ciudad se incendia
la televisión manufactura
a quien apiado
a quien odio
…y ahora
el bambú muere
el viento esparce huellas digitales de memoria
desde la parte ocultadel helecho
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mis hijos
los ángeles de la Madona
cantan pero no canciones
tuercen sus labios
la luna el sol
miran como cometas
entre este viento sin cortinas
ah sobre este calendario
de pena fragmentada
yo me doy vuelta…
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"Collar II"
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desde que pusiste este collar en mi cuello
tapé las grietas
compuse el broche
le quité la red de algas apelmazadas de pelo sin peinar
porque bajo estas excrecencias
acechan piedras pulidas
tronos resbalosos
atrapan redes arrastradas
que hunden barcos como si fueran piedras de molino
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puse su belleza bajo el sol pero las protegí de la insolación
las piedras brillan a veces
el fuego ruge
anillando todo el mar
y hasta los zafiros se queman
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desde que pusiste en mi cuello este collar
de conchas de chipi-chipi hecha a mano
para ser más rica o más pobre
para bien o para mal
me lo puse
lo arreglé
y no cambiaría mi amor por nada en este mundo
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consciente
de que cuando llegue mi hora
debo entregar estas piedras lisas
tal como tú me las distes
con honor y reverencia
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"Para Cristóbal Colón"
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mira
me libro del albatros que mataste
tu yugo de pena pecadora
de 300 o más años
aquella que clavaste para guardar la rima
se libera
devolviendo con el viento la fetidez
de la balada de tus penas
amaina estas aguas
déjame asistir a la fiesta de mi boda
no detengas más mis ojos
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tus barcos ya no navegan lentos en las Azores
en barro y en sala
gua agua por todas partes
y ni una gota para beber
he tirado al mar la paloma muerta
la brisa empuja mi proa
mira,
el coral abanico llamea en Buccoo
la sal purifica los huesos
el sol convierte las piedras en joyas
yo sacio mi sed
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me ha librado de tu albatros
mis vagabundeos y lamentos ya no existen
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Traducciones de Nicolás Suescún